jueves, 19 de julio de 2012

Somos uno solo cuando la música nos une

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Realmente, Mary, una estudiante de Londres, sabe que su talento es el piano.
Ensaya todos los días, prácticamente a todas horas quitando las que pasa en el colegio, pero, para su mala suerte, ella es huérfana y no tiene a nadie más a que su piano.
Todas las noches, toca una triste canción que en su letra esconde todos sus secretos:
Y un día me dejaste, sin saber a dónde ir,
más, no me rendí. Acompañada de un piano
logré sobrevivir y por fin en mi mente, olvidarte
conseguí.
En el piso de arriba, otro huérfano escucha esa canción con suma atención y le ayuda a conciliar el sueño cada noche. Hasta que un día, quiere averiguar quién la canta y la toca.
Baja con cuidado las escaleras que crujen, y por fin, cuando llega a la habitación de donde viene la triste melodía, abre la puerta y se queda sin respiración.
Una bella muchacha se encuentra sentada frente a un piano, tocando la canción, con un gran vestido negro y blanco, que le hace parecer muy elegante.
- Me gusta cómo tocas. - Le dice. Ella le ha escuchado, y, sintiéndose alabada por su comentario,  sigue deslizando sus suaves dedos por las teclas del piano.
A partir de esa noche, el joven la visita cada día. Pero por las mañanas ni se miran. Es cuando el cielo está oscuro y la luna asoma, cuando la magia empieza.
Hasta que por fin, cuando la chica le ve cerca de ella, le da un beso rápido, que no le impide seguir tocando esa bella y dulce melodía que con el paso de los años, pasa de ser triste, a convertirse en un bello recuerdo.
Marina

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